Versos

Las diez plagas

escrito por Moisés* en Éxodo 7:14-12:30, ~17 mins

14 Entonces Yavé dijo a Moisés: El corazón de Faraón se endureció y no quiere dejar que el pueblo se vaya. 15 Vé a Faraón por la mañana cuando él sale al agua, y ubícate en la orilla del Nilo. Lleva en tu mano la vara que se convirtió en serpiente 16 y dile: Yavé, el ʼElohim de los hebreos, me envió a ti para decirte: Deja salir a mi pueblo para que me sirva en el desierto. Pero en verdad no has obedecido hasta ahora.

17 Yavé dice: Por esto sabrás que Yo soy Yavé. Mira, golpearé el agua del Nilo con la vara que tengo en mi mano, y se convertirá en sangre. 18 Los peces que están en el Nilo morirán, el río hederá, y los egipcios tendrán asco de beber agua del Nilo.

19 Yavé dijo a Moisés: Dí a Aarón: Toma tu vara y extiende tu mano sobre las aguas de Egipto, sus ríos, sus arroyos, sus pozos, sus estanques y todos sus depósitos de agua para que se conviertan en sangre. Haya sangre por toda la tierra de Egipto tanto en las vasijas de madera como en las de piedra.

20 Moisés y Aarón hicieron lo que Yavé ordenó. Él alzó la vara y golpeó las aguas que estaban en el Nilo delante de Faraón y de sus esclavos. Y todas las aguas del Nilo se convirtieron en sangre. 21 Los peces que estaban en el Nilo murieron y el río hedió. Los egipcios no pudieron beber el agua del Nilo. Hubo sangre por toda la tierra de Egipto.

22 Pero los hechiceros de Egipto hicieron lo mismo con sus encantamientos. Tal como Yavé lo predijo, el corazón de Faraón se endureció, y no los escuchó.

23 Faraón regresó a su palacio sin alguna preocupación sobre esto. 24 Todos los egipcios excavaron pozos alrededor del Nilo para beber agua, porque no podían beber agua del Nilo.

25 Siete días transcurrieron después que Yavé golpeó el Nilo.

8 Entonces Yavé dijo a Moisés: Entra a Faraón y dile: Yavé dice Deja salir a mi pueblo para que me sirva. 2 Si te niegas a dejarlo ir, ciertamente Yo castigaré todo tu territorio con una plaga de ranas. 3 El Nilo bullirá de ranas, las cuales subirán y penetrarán en tu palacio, en tu dormitorio y sobre tu propio lecho, así como en las casas de tus esclavos, entre tu pueblo, en tus hornos y en tus artesas de amasar. 4 Las ranas subirán sobre ti, tu pueblo y todos tus esclavos.

5 Yavé dijo a Moisés: Dí a Aarón: Extiende tu mano con tu vara sobre los ríos, los arroyos y los estanques. Haz que suban ranas sobre la tierra de Egipto.

6 Aarón extendió su mano sobre las aguas de Egipto, y subieron las ranas que cubrieron la tierra de Egipto. 7 Los hechiceros hicieron lo mismo con sus encantamientos, e hicieron subir ranas sobre la tierra de Egipto.

8 Entonces Faraón llamó a Moisés y a Aarón y les dijo: Supliquen a Yavé que quite las ranas de mí y de mi pueblo, y dejaré ir al pueblo para que ofrezca sacrificio a Yavé.

9 Moisés dijo a Faraón: Dígnate indicarme cuándo debo suplicar por ti, por tus esclavos y por tu pueblo, para que las ranas sean quitadas de ti y de tus casas, y sean dejadas solo en el Nilo.

10 Y él dijo: Mañana.

Y Moisés respondió: Se hará conforme a tu palabra, para que entiendas que no hay como Yavé nuestro ʼElohim. 11 Se retirarán las ranas de ti, de tus casas, de tus esclavos y de tu pueblo. Solo serán dejadas en el Nilo.

12 Moisés y Aarón salieron de la presencia de Faraón. Moisés clamó a Yavé por el asunto de las ranas que Él envió sobre Faraón. 13 Yavé hizo conforme a la súplica de Moisés, y murieron las ranas de las casas, de los patios y de los campos. 14 Las pusieron en grandes montones, y el país hedía. 15 Pero cuando Faraón vio que había un alivio, endureció su corazón y no los escuchó, como dijo Yavé.

16 Entonces Yavé dijo a Moisés: Dí a Aarón: Extiende tu vara y golpea el polvo de la tierra para que haya piojos en toda la tierra de Egipto.

17 Y ellos lo hicieron así. Aarón extendió su mano con su vara, y golpeó el polvo de la tierra. Hubo piojos sobre hombres y bestias. ¡Todo el polvo de la tierra se convirtió en piojos en todo el país de Egipto! 18 Los hechiceros intentaron sacar los piojos con sus encantamientos, pero no pudieron.

Así que hubo piojos sobre los hombres y las bestias.

19 Entonces los hechiceros dijeron a Faraón: ¡Esto es el dedo de ʼElohim! Pero el corazón de Faraón se endureció, y no los escuchó, como dijo Yavé.

20 Yavé dijo a Moisés: Levántate temprano por la mañana, preséntate ante Faraón cuando sale al agua y dile: Yavé dice: Deja salir a mi pueblo para que me sirva. 21 Porque si no dejas salir a mi pueblo, ciertamente enviaré una multitud de moscas sobre ti, tus esclavos, tu pueblo y tus casas. Las casas de los egipcios estarán llenas de podredumbre de moscas y también la tierra sobre la cual están.

22 Sin embargo, el mismo día excluiré la tierra de Gosén en la cual vive mi pueblo para que no haya multitud de moscas en ella, y así entenderás que Yo, Yavé, estoy en medio de esta tierra. 23 Yo haré división entre mi pueblo y tu pueblo. Mañana ocurrirá esta señal.

24 Así Yavé lo hizo. Llegó una gran multitud de moscas a la casa de Faraón y a las casas de sus esclavos. En todo el país de Egipto la tierra se corrompió por causa de la multitud de moscas.

25 Entonces Faraón llamó a Moisés y a Aarón y les dijo: Vayan, ofrezcan sacrificio a su ʼElohim dentro del país.

26 Pero Moisés respondió: No es correcto hacerlo así, porque ofreceríamos sacrificio a Yavé nuestro ʼElohim, lo cual es repugnancia para los egipcios. Si sacrificamos lo que es una repugnancia para los egipcios delante de ellos, ¿no nos apedrearían? 27 Tenemos que hacer una jornada de tres días por el desierto y ofreceremos sacrificio a Yavé nuestro ʼElohim, según lo que Él nos manda.

28 Faraón respondió: Los dejaré salir para que ofrezcan sacrificio a Yavé su ʼElohim en el desierto, con tal que no vayan más lejos. ¡Supliquen por mí!

29 Entonces Moisés dijo: Ciertamente voy a salir de tu presencia y suplicaré a Yavé que la multitud de moscas se aparte mañana de Faraón, de sus esclavos y de su pueblo, con tal que Faraón no siga engañándome al impedir al pueblo que salga a ofrecer sacrificios a Yavé.

30 Moisés salió de la presencia de Faraón y suplicó a Yavé. 31 Yavé hizo conforme a la palabra de Moisés y apartó las moscas de Faraón, de sus esclavos y de su pueblo. No quedó ni una. 32 Sin embargo Faraón endureció su corazón también esta vez, y no dejó salir al pueblo.

9 Entonces Yavé dijo a Moisés: Vé a Faraón y dile: Yavé el ʼElohim de los hebreos dice: Deja ir a mi pueblo para que me sirva, 2 porque si tú rehúsas dejarlos ir y continúas la retención de ellos, 3 ciertamente la mano de Yavé vendrá con una peste muy severa sobre tus ganados que están en el campo, los caballos, los asnos, los camellos, la manada de ganado vacuno y los rebaños. 4 Pero Yavé hará distinción entre los ganados de Israel y los ganados de Egipto, y nada morirá de todo lo que pertenece a los hijos de Israel.

5 Yavé fijó plazo y dijo: Mañana Yavé hará esto en la tierra.

6 Al día siguiente Yavé hizo esto, y todo el ganado de Egipto murió, pero del ganado de los hijos de Israel ni uno murió.

7 Faraón envió observadores, y ciertamente del ganado de los hijos de Israel no pereció ni uno. Pero el corazón de Faraón se endureció y no dejó salir al pueblo.

8 Entonces Yavé dijo a Moisés y a Aarón: Tomen puñados de ceniza de un horno, y que Moisés la lance hacia el cielo en la presencia de Faraón. 9 Se convertirá en un polvo fino sobre toda la tierra de Egipto, el cual ocasionará un sarpullido que producirá úlceras en hombres y bestias en toda la tierra de Egipto.

10 Entonces tomaron la ceniza de un horno y se presentaron ante Faraón. Moisés la lanzó hacia el cielo y se formó un sarpullido que produjo úlceras en los hombres y en las bestias. 11 Los hechiceros no pudieron permanecer en la presencia de Moisés a causa de las úlceras, pues había úlceras en los hechiceros y en todos los egipcios.

12 Pero Yavé endureció el corazón de Faraón, y no los escuchó, según Yavé predijo a Moisés.

13 Entonces Yavé dijo a Moisés: Levántate de mañana y preséntate a Faraón y dile: Yavé el ʼElohim de los hebreos dice: Deja ir a mi pueblo para que me sirva, 14 pues esta vez Yo enviaré todas mis plagas sobre ti, tus esclavos y tu pueblo, para que entiendas que no hay otro como Yo en toda la tierra.

15 Porque ahora Yo hubiera podido extender mi mano para herirte con pestilencia, a ti y a tu pueblo, y serías exterminado de la tierra. 16 Pero en verdad, por esto te permití permanecer, para mostrarte mi poder y para proclamar mi Nombre en toda la tierra. 17 ¿Aun te exaltas contra mi pueblo para no dejarlos salir?

18 Ciertamente, mañana a esta hora enviaré un granizo muy pesado, como nunca hubo en Egipto desde el día cuando se fundó hasta ahora. 19 Por tanto, envía ahora a que recojan tu ganado y lo que tengas en el campo y lo pongan bajo seguridad, porque a toda persona o animal que se halle en el campo y no esté recogido en casa, le caerá el granizo y morirá.

20 El que tuvo temor a la Palabra de Yavé de entre los esclavos de Faraón, hizo que sus esclavos y su ganado huyeran a las casas. 21 Pero el que no tomó en cuenta la Palabra de Yavé, dejó a sus esclavos y sus ganados en el campo.

22 Luego Yavé dijo a Moisés: Extiende tu mano hacia el cielo para que caiga granizo sobre toda la tierra de Egipto, personas, animales y toda planta del campo a través de toda la tierra de Egipto.

23 Moisés extendió su vara hacia el cielo y Yavé envió truenos y granizo. Cayeron rayos sobre la tierra, y Yavé hizo llover granizo sobre Egipto.

24 Así que hubo granizo y fuego que relampagueaba continuamente en medio del granizo, tan severo como nunca lo hubo en toda la tierra de Egipto desde cuando fue una nación. 25 Aquel granizo golpeó todo lo que estaba en el campo a través de la tierra de Egipto, tanto hombres como bestias. El granizo destrozó toda planta del campo y desgajó todos los árboles del campo. 26 Solo en la tierra de Gosén, donde estaban los hijos de Israel, no hubo granizo.

27 Entonces Faraón envió a llamar a Moisés y a Aarón y les dijo: Pequé esta vez. Yavé es el Justo, y yo y mi pueblo los perversos. 28 Supliquen a Yavé, porque ha habido suficientes truenos y granizo de ʼElohim. Entonces los dejaré salir y ya no los detendré más.

29 Moisés le respondió: Cuando salga de la ciudad extenderé mis manos a Yavé. Los truenos cesarán y no habrá más granizo, para que entiendas que la tierra es de Yavé. 30 Pero yo sé que ni tú ni tus esclavos temen aún a la Presencia de Yavé ʼElohim.

31 Así que el lino y la cebada fueron destruidos, porque la cebada estaba ya espigada y el lino en caña, 32 pero el trigo y el centeno no fueron destruidos por ser tardíos.

33 Cuando Moisés salió de la presencia de Faraón y de la ciudad, extendió sus manos hacia Yavé. Cesaron los truenos y el granizo, y la lluvia no cayó más sobre la tierra.

34 Pero cuando Faraón vio que la lluvia, el granizo y los truenos cesaron, volvió a pecar y tanto él como sus esclavos endurecieron su corazón. 35 Así que el corazón de Faraón se endureció y no dejó ir a los hijos de Israel, como Yavé predijo por medio de Moisés.

10 Yavé dijo a Moisés: Vé a Faraón, pues Yo endurecí su corazón y el corazón de sus esclavos, para mostrar entre ellos estas señales mías, 2 para que cuentes a tus hijos y a tus nietos lo que Yo ejecuté en Egipto, y mis señales que hice entre ellos, para que ustedes entiendan que Yo soy Yavé.

3 Moisés y Aarón fueron a Faraón y le dijeron: Yavé el ʼElohim de los hebreos dice: ¿Hasta cuándo rehusarás humillarte delante de Mí? Deja que mi pueblo salga para que me sirva.

4 Porque si tú rehúsas dejar ir a mi pueblo, ciertamente mañana traeré saltamontes a tu territorio, 5 los cuales cubrirán la superficie de la tierra, de modo que nadie pueda ver la tierra. Ellas también se comerán el resto, lo que te quedó del granizo. Se comerán todo árbol que te brota en el campo. 6 Se llenarán tus casas, las casas de todos tus esclavos y las casas de todos los egipcios, como nunca lo vieron tus antepasados, ni tus abuelos desde el día cuando se establecieron en la tierra hasta hoy. Y dio la vuelta y salió de la presencia de Faraón.

7 Los esclavos de Faraón le dijeron: ¿Hasta cuándo este hombre será una trampa para nosotros? Deja que esta gente vaya y sirva a Yavé su ʼElohim. ¿No reconoces que Egipto es destruido?

8 Entonces Moisés y Aarón fueron llevados de regreso ante Faraón, quien les dijo: Vayan, sirvan a Yavé su ʼElohim. ¿Quiénes son los que van?

9 Moisés respondió: Iremos con nuestros jóvenes y con nuestros ancianos, con nuestros hijos y con nuestras hijas. Iremos con nuestras ovejas y manadas de ganado vacuno, porque tenemos una festividad para Yavé.

10 Y él les respondió: ¡Aunque Yavé esté con ustedes, no los dejaré salir con sus pequeños! ¡Consideren cómo sus malas intenciones están a la vista! 11 ¡No será así! Vayan ustedes, los varones, y sirvan a Yavé, pues esto es lo que ustedes pidieron. Y los echaron de la presencia de Faraón.

12 Yavé dijo a Moisés: Extiende tu mano sobre la tierra de Egipto para que los saltamontes vengan sobre la tierra de Egipto y se coman toda planta de la tierra, todo lo que dejó el granizo.

13 Moisés extendió su vara sobre la tierra de Egipto, y todo aquel día y toda aquella noche Yavé trajo un viento del este sobre el país.

Al llegar la mañana, el viento del este trajo los saltamontes. 14 Los saltamontes subieron y se posaron toda la tierra de Egipto. Eran muy numerosos. Nunca antes hubo tantos saltamontes, ni volverá a haber. 15 Cubrieron la superficie de todo el país y la tierra fue oscurecida. Consumieron toda planta y todo el fruto de los árboles que dejó el granizo. Nada quedó verde en los árboles ni en las plantas del campo en toda la tierra de Egipto.

16 Entonces Faraón se apresuró a llamar a Moisés y a Aarón, y les dijo: Pequé contra Yavé su ʼElohim y contra ustedes. 17 Por tanto les ruego que perdonen mi pecado solo esta vez y que supliquen a Yavé su ʼElohim, que solo quite de mí esta muerte.

18 Él salió de la presencia de Faraón y suplicó a Yavé. 19 Yavé cambió por un fuerte viento de occidente que llevó los saltamontes y los lanzó al mar Rojo. No quedó ni un saltamontes en todo el territorio de Egipto. 20 Pero Yavé endureció el corazón de Faraón, y éste no dejó salir a los hijos de Israel.

21 Luego Yavé dijo a Moisés: Extiende tu mano hacia el cielo para que haya oscuridad sobre la tierra de Egipto, una oscuridad de tal clase que se palpe.

22 Moisés extendió su mano al cielo, y hubo una densa oscuridad en toda la tierra de Egipto durante tres días. 23 No se veían el uno al otro, ni alguno se levantó de su lugar en tres días. Pero para todos los hijos de Israel hubo luz en sus viviendas.

24 Entonces Faraón llamó a Moisés: Vayan, sirvan a Yavé, y vayan también sus pequeños con ustedes. Solamente queden sus ovejas y sus manadas de ganado vacuno.

25 Pero Moisés respondió: Tú también tienes que dejarnos ofrecer sacrificios y holocaustos a Yavé nuestro ʼElohim. 26 También nuestro ganado irá con nosotros. No quedará ni una pezuña, porque tenemos que tomar de ellos para servir a Yavé nuestro ʼElohim, pues hasta que lleguemos allí, no sabremos con qué serviremos a Yavé.

27 Pero Yavé endureció el corazón de Faraón, y no quiso dejarlos salir. 28 Faraón le dijo: ¡Retírate de mí! ¡Guárdate de no volver a ver mi rostro, porque el día cuando veas mi rostro, morirás!

29 Moisés respondió: Bien dijiste. No volveré a ver tu rostro.

11 Entonces Yavé habló a Moisés: Traeré una plaga más sobre Faraón y sobre Egipto. Después de ésta, los dejará ir de aquí. Y cuando los deje ir, ciertamente los echará de aquí por completo. 2 Habla ahora al pueblo para que cada varón pida a su vecino y cada mujer a su vecina artículos de plata y de oro.

3 Porque Yavé dio gracia al pueblo delante de los egipcios. Además, el hombre Moisés era muy estimado en la tierra de Egipto ante los esclavos de Faraón y ante el pueblo.

4 Entonces Moisés dijo: Yavé dice: Como a la media noche, Yo pasaré por Egipto. 5 Morirá todo primogénito en la tierra de Egipto, desde el primogénito de Faraón que se sienta en su trono hasta el primogénito de la esclava que está detrás de los molinos, y también todo primogénito del ganado. 6 Además habrá un gran clamor en toda la tierra de Egipto, como nunca hubo ni habrá jamás. 7 Pero en cuanto a los hijos de Israel, ni un perro ladrará contra hombre ni contra bestia, para que ustedes entiendan cómo Yavé hace distinción entre Egipto e Israel.

8 Entonces vendrán a mí todos estos esclavos tuyos, se postrarán ante mí y dirán: Sal tú y todo el pueblo que sigue tus pasos. Después de esto, saldré. Y se retiró muy enojado de la presencia de Faraón.

9 Luego Yavé dijo a Moisés: Faraón no los escuchará, para que mis maravillas se multipliquen en la tierra de Egipto.

10 Moisés y Aarón hicieron todos estos prodigios ante Faraón.

Pero Yavé endureció el corazón de Faraón, y no dejó salir a los hijos de Israel de su tierra.

12 Yavé habló a Moisés y a Aarón en la tierra de Egipto: 2 Este mes será para ustedes principio de meses. Sea para ustedes el primer mes del año.

3 Hablen a toda la congregación de Israel: El día diez de este mes tome cada uno un cordero, según su casa paterna, un cordero por familia. 4 Si la familia es demasiado pequeña para comer un cordero, entonces él y su vecino más cercano a su casa tomen uno según el número de las personas. Dividirán el cordero según la cantidad que cada uno va a comer.

5 Su cordero será sin defecto, macho de un año. Puedes tomarlo de las ovejas o de las cabras. 6 Lo guardarás hasta el día 14 de este mes, y toda la asamblea de la congregación de Israel lo inmolará por la noche. 7 Además, tomarán de la sangre y la pondrán sobre las dos jambas y el dintel 12.7 Jamba: pieza vertical que se coloca a lado y lado de las puertas. Dintel: parte superior de las puertas. de las casas en las cuales lo coman.

8 Aquella noche comerán la carne asada al fuego con Panes sin Levadura. La comerán con hierbas amargas. 9 No coman de él nada crudo ni cocido en agua, sino asado al fuego, tanto su cabeza como sus piernas y sus órganos internos. 10 Nada de él dejarán para la mañana, y quemarán al fuego lo que sobre de él la mañana siguiente. 11 Así lo comerán: con sus cinturones atados, sus sandalias en sus pies y su bastón en la mano. Lo comerán apresuradamente. Es la Pascua de Yavé.

12 Esa noche Yo pasaré por la tierra de Egipto y heriré a todo primogénito en la tierra de Egipto, tanto de hombre como de bestia. Ejecutaré juicios contra todos los ʼelohim de Egipto. Yo, Yavé. 13 La sangre les servirá de señal en las casas donde estén, pues veré la sangre y los pasaré por alto. No habrá plaga que los destruya a ustedes cuando Yo hiera la tierra de Egipto.

14 Éste les será día memorable, y lo celebrarán como una fiesta solemne a Yavé en sus generaciones. Por estatuto perpetuo lo celebrarán.

15 Siete días comerán Panes sin Levadura. Pero el primer día quitarán la levadura de sus casas, porque cualquiera que coma pan leudado, desde el primer día hasta el séptimo, será cortado de Israel.

16 El primer día y también el séptimo día ustedes tendrán una santa asamblea. Ninguna obra se hará en ellos, excepto lo que coma cada persona. Solo eso puede ser preparado por ti.

17 También observarán la fiesta de los Panes sin Levadura, porque en este mismo día saqué tus escuadrones de la tierra de Egipto. Por tanto ustedes celebrarán este día como estatuto perpetuo en todas sus generaciones.

18 En el primer mes, desde el día 14 hasta el 21, comerán pan sin levadura en la noche. 19 Durante siete días no se hallará levadura en sus casas, porque cualquiera que coma lo que es leudado, tanto extranjero como natural del país, será cortado de la congregación de Israel. 20 Nada leudado comerán. En todas sus tiendas comerán Panes sin Levadura.

21 Entonces Moisés convocó a todos los ancianos de Israel y les dijo: Vayan, escojan ustedes mismos corderos según sus familias y maten el cordero de la Pascua. 22 Tomarán un manojo de hisopo, lo empaparán en la sangre que estará en la vasija y untarán el dintel y las dos jambas con la sangre que está en la vasija. Ninguno de ustedes saldrá de la puerta de su casa hasta la mañana. 23 Porque cuando Yavé pase para herir a los egipcios, verá la sangre en el dintel y sobre las jambas. Yavé pasará de aquella puerta y no dejará que el destructor entre a sus casas para herir.

24 Tú observarás estas cosas como un estatuto para ti y tus hijos para siempre. 25 Cuando ustedes entren en la tierra que Yavé les dará, como prometió, observarán este servicio.

26 Y cuando les pregunten sus hijos: ¿Qué significa este servicio para ustedes? 27 les responderán: Es un sacrificio de Pascua para Yavé, Quien pasó por alto las casas de los hijos de Israel en Egipto cuando hirió a los egipcios, y pasó por alto nuestras casas.

Entonces el pueblo se postró y adoró. 28 Entonces los hijos de Israel hicieron tal como Yavé ordenó a Moisés y a Aarón. Así lo hicieron.

29 Aconteció que a la medianoche Yavé mató a todo primogénito en la tierra de Egipto, tanto el primogénito de Faraón que se sentaba en su trono, como el primogénito del cautivo que estaba en la cárcel y todo primogénito del ganado.

30 Y Faraón se levantó por la noche, él, todos sus esclavos y todos los egipcios. Hubo un gran clamor en Egipto, pues no hubo casa donde no hubiera algún muerto.