Versos

El becerro de oro

escrito por Moisés* en Éxodo 32:1-29, ~3 mins

32 Pero cuando el pueblo vio que Moisés tardaba en bajar de la Montaña, se reunió alrededor de Aarón y le dijeron: ¡Levántate, haznos ʼelohim que vayan delante de nosotros! Porque este Moisés, el varón que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué le sucedió.

2 Entonces Aarón les dijo: Quiten los zarcillos de oro de las orejas de sus esposas, sus hijos y sus hijas, y tráiganmelos. 3 Así que todo el pueblo se quitó los zarcillos de oro que tenían en sus orejas y los llevaron a Aarón. 4 Él los tomó de sus manos, hizo un becerro de fundición y lo modeló con un buril. Entonces ellos exclamaron: ¡Éste es tu ʼelohim, oh Israel, que te sacó de la tierra de Egipto!

5 Al ver esto Aarón edificó un altar delante de becerro y pregonó: ¡Mañana será fiesta para Yavé! 6 Por lo cual al día siguiente madrugaron, ofrecieron holocaustos y llevaron ofrendas de paz. Después el pueblo se sentó a comer y a beber, y se levantaron para divertirse.

7 Entonces Yavé dijo a Moisés: Anda, desciende, porque tu pueblo que sacaste de la tierra de Egipto se corrompió. 8 Pronto se apartaron del camino que Yo les ordené. Hicieron un becerro de fundición, se postraron ante él y le ofrecieron sacrificios. Y dijeron: Israel, éste es tu ʼelohim que te sacó de la tierra de Egipto.

9 Además Yavé dijo a Moisés: Yo observé a este pueblo, y ciertamente es un pueblo indómito. 10 Deja ahora que se encienda mi ira contra ellos y los consuma, y haré de ti una nación grande.

11 Entonces Moisés suplicó en la Presencia de Yavé su ʼElohim: Oh Yavé, ¿por qué se encenderá tu ira contra tu pueblo, al cual sacaste de la tierra de Egipto con gran poder y con mano fuerte? 12 ¿Por qué tienen que hablar los egipcios: Con mala intención los sacó para matarlos en las montañas y para destruirlos de la superficie de la tierra?

¡Desiste del ardor de tu ira y cambia de parecer con respecto a hacer mal a tu pueblo! 13 Acuérdate de Abraham, Isaac e Israel, tus esclavos, a quienes juraste por Ti mismo: Multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo. Daré a tu descendencia toda esta tierra de la cual hablé y la tomarán como posesión para siempre.

14 Y Yavé desistió del mal que dijo que iba a hacer a su pueblo.

15 Moisés volvió y descendió de la montaña. Llevaba en su mano las dos tablas del Testimonio escritas por ambos lados, ciertamente por un lado y por el otro. 16 Las tablas eran obra de ʼElohim, la escritura de ʼElohim grabada sobre las tablas. 17 Y cuando Josué oyó el ruido del pueblo que clamaba, dijo a Moisés: ¡Hay ruido de guerra en el campamento!

18 Pero él respondió: No es ruido de gritos de victoria, ni ruido de gritos de derrota, pero oigo el sonido del canto. 19 Aconteció que cuando llegó al campamento, observó el becerro y las danzas, y se encendió la ira de Moisés. Y al lanzar las tablas de sus manos, las rompió al pie de la Montaña. 20 Luego tomó el becerro que hicieron, lo quemó en el fuego y lo molió hasta reducirlo a polvo, el cual esparció sobre la superficie del agua y dio a beber a los hijos de Israel.

21 Y Moisés preguntó a Aarón: ¿Qué te hizo este pueblo para que trajeras tan gran pecado sobre él?

22 Aarón respondió: No se encienda la ira de mi ʼadón. Tú mismo sabes que este pueblo es propenso al mal. 23 Ellos me dijeron: Haznos ʼelohim que vaya delante de nosotros, porque a este Moisés, el varón que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué le sucedió. 24 Les dije: El que tenga oro, que se lo quite. Me lo dieron, lo eché al fuego y salió este becerro.

25 Al ver Moisés que el pueblo estaba desenfrenado, porque Aarón lo permitió para que llegara a ser una vergüenza en medio de sus enemigos, 26 se puso en pie en la entrada del campamento, y exclamó: ¡El que esté por Yavé, únase conmigo! Y se unieron a él todos los hijos de Leví.

27 Entonces él les dijo: Yavé ʼElohim de Israel dice: Ate cada uno su espada a su cintura. Pasen y vuelvan de entrada en entrada del campamento, y cada uno mate a su hermano, a su amigo y a su pariente.

28 Los hijos de Leví hicieron conforme al dicho de Moisés, y cayeron del pueblo aquel día como 3.000 hombres.

29 Entonces Moisés les dijo: Hoy se consagraron ustedes a Yavé, pues cada uno se consagró en la muerte de su hijo y en su hermano para que Él les otorgue una bendición hoy.