Versos

Jonás

escrito por Jonás (un profeta)* en Jonás 1:1-4:11, ~5 mins

1 La Palabra de Yavé vino a Jonás, hijo de Amitay: 2 Levántate y vé a Nínive, la gran ciudad, y proclama contra ella, porque su perversidad subió delante de Mí.

3 Jonás se levantó para huir de la Presencia de Yavé a Tarsis. Después de bajar a Jope, halló una nave que partía a Tarsis. Pagó el precio y se embarcó para navegar con ellos a Tarsis, lejos de la Presencia de Yavé.

4 Pero Yavé levantó un viento impetuoso en el mar, y hubo una tempestad tan grande que el barco estaba a punto de romperse. 5 Los marineros tuvieron miedo y cada uno clamaba a su ʼelohim. Echaron la carga al mar para aligerar la nave. Pero Jonás bajó al fondo del barco, se acostó y dormía profundamente. 6 Y el capitán del barco se acercó a él y le dijo: ¿Por qué duermes? ¡Levántate y clama a tu ʼElohim! Tal vez ʼElohim tenga compasión de nosotros, y no perezcamos.

7 Luego cada uno dijo a su compañero: ¡Vengan, echemos suertes para saber por culpa de quién nos vino este mal! Echaron suertes, y la suerte cayó sobre Jonás. 8 Entonces le dijeron: ¡Decláranos por qué nos vino esta calamidad! ¿Qué oficio tienes y de dónde vienes? ¿Cuál es tu país? ¿De cuál pueblo eres?

9 Él respondió: Soy hebreo y temo a Yavé, el ʼElohim del cielo, Quien hizo el mar y la tierra seca.

10 Entonces aquellos hombres tuvieron gran temor y le preguntaron: ¿Por qué hiciste esto? Porque los hombres entendieron que huía de la Presencia de Yavé, pues él se lo declaró. 11 Y le preguntaron: ¿Qué te haremos para que se nos calme el mar? Porque el mar se embravecía más y más.

12 Y él respondió: Levántenme y láncenme al mar, y se les calmará, pues yo sé que por mi causa les vino esta gran tempestad.

13 Sin embargo, los hombres remaron duro para regresar a tierra, pero no pudieron porque el mar se volvía más tormentoso contra ellos. 14 Entonces clamaron a Yavé: ¡Oh Yavé, te rogamos que nosotros no perezcamos por la vida de este hombre, ni nos culpes de sangre inocente! ¡Porque tú, oh Yavé, hiciste lo que te agradó! 15 Levantaron a Jonás y lo lanzaron al mar. Y el mar detuvo su furia. 16 Aquellos hombres temieron a Yavé con gran temor, ofrecieron sacrificio a Yavé e hicieron votos.

17 Yavé preparó un gran pez que tragara a Jonás. Y Jonás estuvo en el estómago del pez tres días y tres noches.

2 Entonces Jonás oró a Yavé su ʼElohim desde el estómago del pez, 2 y dijo: En mi angustia invoqué a Yavé, y Él me respondió. Desde el estómago del Seol pedí socorro, y Tú escuchaste mi voz.

3 Me lanzaste a lo profundo en medio de los mares, y me rodeó la corriente. Todas tus ondas y tus olas pasaron sobre mí. 4 Me dije: Desechado soy de tu Presencia, pero aún veré tu santo Templo. 5 Las aguas me rodearon hasta el alma. Me rodeó el abismo. Las algas se enredaron en mi cabeza. 6 Descendí a los cimientos de las montañas. La tierra echó sus cerrojos sobre mí para siempre.

Pero Tú, oh Yavé, ʼElohim mío, sacaste de la fosa mi vida. 7 Cuando mi alma desfallecía en mí, me acordé de Yavé, y mi oración llegó hasta Ti en tu santo Templo. 8 Los que siguen vanos ídolos olvidan tu misericordia. 9 Pero yo te ofreceré sacrificio de alabanza. Cumpliré lo que prometí. ¡La salvación es de Yavé!

10 Entonces Yavé dio orden al pez, y éste vomitó a Jonás en tierra seca.

3 La Palabra de Yavé vino por segunda vez a Jonás: 2 Levántate y vé a Nínive, la gran ciudad, y proclama en ella el mensaje que Yo te daré.

3 Entonces Jonás se levantó y fue a Nínive, conforme a la Palabra de Yavé. Nínive era una ciudad muy grande de tres días de camino. 4 Jonás entró en la ciudad. Caminó un día y proclamaba: Quedan 40 días y Nínive será destruida.

5 Los hombres de Nínive creyeron a ʼElohim, proclamaron ayuno y se cubrieron de tela áspera, desde el mayor hasta el menor.

6 Cuando la noticia llegó al rey de Nínive, éste se levantó de su trono, se despojó de su manto, se cubrió de tela áspera y se sentó sobre ceniza. 7 Proclamó y anunció en Nínive, por mandato del rey y de sus grandes: ¡Que hombres y animales, bueyes y ovejas, no coman alguna cosa! ¡Que no se les dé alimento, ni beban agua! 8 ¡Cúbranse de tela áspera tanto hombres como animales! ¡Clamen a ʼElohim fuertemente, y cambien de mente cada uno con respecto a su mal camino y al robo que hay en sus manos! 9 ¿Quién sabe si ʼElohim desistirá y cambiará de parecer, se apartará del furor de su ira y no perezcamos?

10 ʼElohim vio lo que hicieron, cómo regresaron de su mal camino, y desistió del mal que dijo que les haría, y no lo hizo.

4 Pero esto desagradó a Jonás y lo enojó muchísimo. 2 Y habló a Yavé: ¡Oh Yavé! ¿No era esto lo que yo decía cuando aún estaba en mi tierra? Por eso huí a Tarsis, porque sabía que Tú eres un ʼEL clemente y misericordioso, lento para la ira y grande en misericordia, y que desistes del mal. 3 Ahora pues, oh Yavé, te ruego que me quites la vida, porque mejor me es la muerte que la vida.

4 Yavé le respondió: ¿Haces bien en enojarte tanto?

5 Jonás salió de la ciudad y se sentó al oriente de ella. Allí hizo una enramada y se sentó a su sombra hasta ver qué sucedería en la ciudad. 6 Yavé ʼElohim preparó una calabacera la cual creció e hizo sombra sobre la cabeza de Jonás para librarlo de su malestar. Y Jonás se alegró grandemente por la calabacera.

7 Pero al amanecer del día siguiente ʼElohim preparó un gusano, el cual hirió la calabacera, y se secó. 8 Aconteció que al salir el sol, ʼElohim envió un sofocante viento oriental que golpeó la cabeza de Jonás, de modo que se desmayaba y anhelaba la muerte. Y dijo: Mejor me es morir que vivir.

9 Entonces ʼElohim respondió a Jonás: ¿Te parece bien enojarte por la calabacera?

Y él respondió: Mucho me enojo, hasta la muerte.

10 Yavé le dijo: Te preocupas por la calabacera, por la cual no trabajaste ni la hiciste crecer, que en una noche nació y en una noche pereció. 11 ¿No debo Yo preocuparme por Nínive, esta gran ciudad donde hay más de 120.000 personas que no distinguen su mano derecha de su mano izquierda, y muchos animales?