Versos

Jeroboam y Roboam

1 Reyes 11:26-14:31, ~14 mins

26 También Jeroboam, hijo de Nabat, efrateo de Zereda, esclavo de Salomón, cuya madre era una viuda llamada Zerúa, se rebeló y alzó su mano contra el rey.

27 Ésta fue la causa por la cual alzó su mano contra el rey: Salomón edificó la fortaleza el Milo y cerró la brecha del muro de la ciudad de su padre David. 28 Jeroboam era hombre esforzado, y al ver Salomón que el joven era eficiente, lo designó como encargado de todos los trabajos forzados de la casa de José.

29 En aquel tiempo aconteció que Jeroboam salió de Jerusalén. En el camino encontró al profeta Ahías silonita, quien estaba vestido con una capa nueva. Estaban ellos dos solos en el campo.

30 Entonces Ahías tomó el manto nuevo que llevaba sobre él, lo rasgó en 12 trozos 31 y dijo a Jeroboam: Toma tú diez trozos, porque Yavé, ʼElohim de Israel, dice: Mira, Yo rasgo el reino de la mano de Salomón, y a ti te doy diez tribus.

32 Pues él tendrá una tribu, por amor a mi esclavo David y por amor a Jerusalén, la ciudad que Yo escogí entre todas las tribus de Israel. 33 Porque me abandonaron y se postraron ante Astarté, ʼelohim de los sidonios, Quemos, ʼelohim de Moab, y Milcom, ʼelohim de los hijos de Amón. No anduvieron en mis caminos para hacer lo recto delante de Mí y guardar mis Estatutos y mis Preceptos, como su padre David. 34 Pero no quitaré de su mano todo el reino, porque lo designé como gobernante todos los días de su vida, por amor a mi esclavo David, a quien Yo elegí, quien guardó mis Mandamientos y mis Preceptos.

35 Pero quitaré el reino de mano de su hijo y te daré diez tribus a ti. 36 A su hijo le daré una tribu, para que mi esclavo David tenga en él una lámpara delante de Mí todos los días en Jerusalén, la ciudad que Yo escogí para poner allí mi Nombre. 37 Yo, pues, te tomaré a ti, y tú reinarás sobre todo lo que desee tu alma, y serás rey sobre Israel.

38 Sucederá que si obedeces todo lo que te mande, andas en mis caminos y haces lo recto ante mis ojos al guardar mis Preceptos y mis Mandamientos como hizo mi esclavo David, Yo estaré contigo, te edificaré una casa firme, como se la edifiqué a David, y te entregaré Israel. 39 Por esto humillaré la descendencia de David, pero no para siempre.

40 Entonces Salomón procuró matar a Jeroboam. Pero éste se levantó y huyó a Sisac, rey de Egipto. Estuvo en Egipto hasta la muerte de Salomón.

41 Los demás hechos y cosas de Salomón y su sabiduría, ¿no están escritos en el rollo de las Crónicas de Salomón? 42 Los días que Salomón reinó en Jerusalén sobre todo Israel fueron 40 años. 43 Salomón durmió con sus antepasados y fue sepultado en la ciudad de su padre David, y Roboam su hijo reinó en su lugar.

12 Roboam fue a Siquem, porque todo Israel fue a Siquem para proclamarlo rey. 2 Sucedió que cuando lo oyó Jeroboam, hijo de Nabat, quien vivía en Egipto, porque aún estaba en Egipto, adonde huyó de la presencia del rey Salomón, 3 mandaron a llamarlo. Jeroboam llegó con toda la congregación de Israel para hablar a Roboam: 4 Tu padre agravó nuestro yugo. Ahora, disminuye tú el duro trabajo de esclavo de tu padre, para que el pesado yugo que nos impuso sea más llevadero, y te serviremos.

5 Él les dijo: ¡Vuelvan a mí dentro de tres días! Y el pueblo se retiró.

6 El rey Roboam consultó a los ancianos que estuvieron delante de su padre Salomón cuando aún vivía: ¿Cómo aconsejan que responda a este pueblo?

7 Y ellos le respondieron: Si te constituyes hoy en siervo de este pueblo, los atiendes y les hablas palabras, entonces serán tus esclavos por siempre.

8 Pero Roboam rechazó el consejo que le dieron los ancianos y consultó a los jóvenes que crecieron con él y le servían. 9 Y les preguntó: ¿Qué aconsejan ustedes que respondamos a este pueblo que me habló: Alivia el yugo que tu padre impuso sobre nosotros?

10 Y los jóvenes que crecieron con él le respondieron: Así dirás a esta gente que habló contigo: Tu padre agravó nuestro yugo, pero tú, hazlo más llevadero. Así les hablarás: Mi meñique es más grueso que la cintura de mi padre. 11 Ahora, si mi padre los afligió con yugo pesado, yo lo haré aun más pesado. Mi padre los castigó con azotes, pero yo los castigaré con escorpiones.

12 Al tercer día Jeroboam llegó con todo el pueblo a Roboam, como el rey dispuso, al decir: Vuelvan a mí el tercer día.

13 Entonces el rey respondió al pueblo de mal modo y rechazó el consejo que le dieron los ancianos. 14 Siguió el consejo de los jóvenes y les habló: Mi padre les impuso su pesado yugo, pero yo lo impondré aun más pesado. Mi padre los castigó con azotes, pero yo los castigaré con escorpiones. 15 Así que el rey no hizo caso al pueblo, porque esto estaba dispuesto de parte de Yavé, para que se cumpliera la Palabra que habló por medio de Ahías silonita a Jeroboam, hijo de Nabat.

16 Cuando todo Israel vio que el rey no los escuchó, el pueblo le respondió al rey: ¿Qué parte tenemos nosotros con David? ¡No tenemos heredad con el hijo de Isaí! ¡Israel, a tus tiendas! ¡Ahora ten cuidado de tu propia casa, David! E Israel fue a sus tiendas.

17 Pero en cuanto a los hijos de Israel que vivían en las ciudades de Judá, Roboam siguió reinando sobre ellos.

18 Después el rey Roboam envió a Adoram, quien estaba a cargo del tributo. Pero todo Israel lo apedreó de tal modo que murió. El mismo rey Roboam tuvo que apresurarse a subir en una carroza para huir a Jerusalén. 19 De esta manera Israel se rebeló contra la casa de David hasta hoy.

20 Aconteció que cuando todo Israel oyó que Jeroboam volvió, lo mandaron a llamar ante la asamblea y lo ungieron como rey de todo Israel. No quedó quien siguiera a la casa de David, excepto la tribu de Judá.

21 Roboam llegó a Jerusalén. Mandó congregar a 180.000 guerreros escogidos de toda la casa de Judá y la tribu de Benjamín para combatir contra la casa de Israel y devolver el reino a Roboam, hijo de Salomón.

22 Pero la Palabra de ʼElohim vino a Semaías, varón de ʼElohim: 23 Habla a Roboam, hijo de Salomón, rey de Judá, y a toda la casa de Judá y de Benjamín, y al resto del pueblo: 24 Yavé dice: No suban ni combatan contra sus hermanos, los hijos de Israel. Vuelva cada uno a su casa, porque de parte mía sucedió esto.

Y ellos escucharon la Palabra de Yavé y desistieron de ir, según la Palabra de Yavé.

25 Entonces Jeroboam reedificó Siquem en la región montañosa de Efraín, y vivió en ella. De allí fue y reedificó Penuel.

26 Pero Jeroboam decía en su corazón: Ahora volverá el reino a la casa de David. 27 Si este pueblo va a ofrecer sacrificios en la Casa de Yavé en Jerusalén, el corazón de este pueblo se volverá a su ʼadón, a Roboam, rey de Judá. Me matarán y se volverán a Roboam, rey de Judá.

28 Cuando fue aconsejado, el rey hizo dos becerros de oro y les dijo: ¡Bastante subieron a Jerusalén! ¡Aquí están tus ʼelohim, oh Israel, los cuales te sacaron de la tierra de Egipto! 29 Puso uno en Bet-ʼEl y el otro en Dan. 30 Esto fue ocasión de pecado, porque el pueblo iba aun hasta Dan a postrarse.

31 También hizo templos en los lugares altos e instituyó sacerdotes de entre la gente común, que no eran hijos de Leví. 32 Jeroboam estableció una solemnidad el día 15 del mes octavo, semejante a la solemnidad que había en Judá. Fue al altar que hizo en Bet-ʼEl para ofrecer sacrificios a los becerros que hizo y holocaustos sobre el altar. También estableció sacerdotes en Bet-ʼEl para los lugares altos que hicieron.

33 El día 15 del mes octavo, fecha que ideó por su iniciativa propia, fue al altar que hizo en Bet-ʼEl e instituyó una solemnidad para los hijos de Israel. Fue al altar para quemar incienso.

13 Ciertamente un varón de ʼElohim, por revelación de Yavé fue desde Judá a Bet-ʼEl y llegó cuando Jeroboam estaba junto al altar para quemar incienso.

2 Por mandato de Yavé clamó contra el altar: ¡Altar, altar! Yavé dice: Mira, le nacerá un hijo a la casa de David que se llamará Josías, quien sacrificará sobre ti a los sacerdotes de los lugares altos que queman incienso, y quemarán huesos de hombres.

3 Aquel mismo día dio una señal: Esta es la señal que Yavé dio: ¡Ciertamente el altar se partirá, y se esparcirá la ceniza que está sobre él!

4 Sucedió que cuando el rey oyó la palabra que el varón de ʼElohim dijo contra el altar de Bet-ʼEl, Jeroboam extendió su mano desde el altar y dijo: ¡Deténganlo! Y al momento se le secó la mano que extendió contra él, y no pudo recogerla hacia él. 5 Entonces el altar se partió, y la ceniza se esparció, en conformidad con la señal que el varón de ʼElohim dio por mandato de Yavé.

6 Entonces el rey tomó la palabra y dijo al varón de ʼElohim: Te ruego que implores a Yavé tu ʼElohim y ores por mí, para que sea restaurada mi mano. Por tanto el varón de ʼElohim imploró a Yavé. Le fue restaurada la mano al rey y volvió a ser como antes.

7 Entonces el rey dijo al varón de ʼElohim: Ven conmigo a casa y come, y te daré un presente.

8 Pero el varón de ʼElohim contestó al rey: Aunque me des la mitad de tu casa, no iré contigo, ni comeré pan, ni beberé agua en este lugar, 9 porque por la Palabra de Yavé me fue ordenado: No comas pan, ni bebas agua, ni vuelvas por el camino que fuiste. 10 Salió por otro camino y no volvió por el camino por el cual fue a Bet-ʼEl.

11 Un profeta anciano vivía en Bet-ʼEl. Sus hijos le informaron todo lo que el varón de ʼElohim hizo aquel día en Bet-ʼEl. También contaron a su padre las palabras que habló al rey.

12 Y su padre les preguntó: ¿Por cuál camino salió? Y sus hijos le mostraron el camino por donde salió el varón de ʼElohim que vino de Judá.

13 Y él dijo a sus hijos: ¡Aparéjenme el asno! Entonces le aparejaron el asno, montó sobre él 14 y fue tras aquel varón de ʼElohim. Al hallarlo sentado debajo de un roble, le preguntó: ¿Eres tú el varón de ʼElohim que vino de Judá? Le respondió: Sí, soy.

15 Entonces le dijo: Ven conmigo a casa y come pan.

16 Pero él dijo: No puedo volver contigo, ni entrar contigo. No comeré pan, ni beberé agua contigo en este lugar, 17 porque por revelación de Yavé me fue ordenado: No comerás pan, ni beberás agua allí, ni volverás por el camino que fuiste.

18 Pero él le dijo: Yo también soy profeta como tú. Un ángel me habló por revelación de Yavé: Hazlo volver contigo a tu casa, para que coma pan y beba agua. Pero le mintió. 19 Se volvió con él, comió pan en su casa y bebió agua.

20 Aconteció que cuando ellos estaban recostados, el profeta que lo devolvió tuvo revelación de Yavé, 21 clamó y le dijo al varón de ʼElohim que fue de Judá: Yavé dice: Porque fuiste rebelde a la Palabra de Yavé, y no guardaste el mandato que te impuso Yavé tu ʼElohim, 22 sino regresaste, comiste pan y bebiste agua en este lugar, del cual se te dijo: No comerás pan, ni beberás agua, tu cadáver no entrará en el sepulcro de tus antepasados.

23 Y sucedió que comió pan y bebió. El profeta que lo hizo devolver le aparejó el asno. 24 Cuando salió, un león lo encontró en el camino y lo mató. Su cadáver quedó tendido en el camino, y el asno parado junto a él. El león también quedó parado junto al cadáver. 25 Unos hombres pasaron y vieron el cadáver tendido en el camino y al león junto al cadáver. Fueron y lo dijeron en la ciudad donde vivía el profeta anciano.

26 Cuando el profeta que lo hizo devolver del camino oyó esto, dijo: Es el varón de ʼElohim que fue desobediente a la Palabra de Yavé. Por eso Yavé lo entregó al león que lo destrozó y mató, según la Palabra que Yavé le habló.

27 Entonces habló a sus hijos y les dijo: ¡Aparéjenme el asno! Ellos lo aparejaron, 28 y él fue y halló el cadáver tendido en el camino. El asno y el león estaban parados junto al cadáver. El león no había devorado el cadáver, ni destrozó el asno. 29 El profeta levantó el cadáver del varón de ʼElohim, lo colocó sobre el asno y lo llevó. Y el profeta anciano fue a la ciudad a hacer duelo por él y sepultarlo. 30 Depositó su cadáver en su propio sepulcro, lo endecharon y dijeron: ¡Ay, hermano mío!

31 Después de sepultarlo, sucedió que habló a sus hijos: Cuando yo muera, sepúltenme en el sepulcro en el cual está sepultado el varón de ʼElohim. Pongan mis huesos junto a los suyos, 32 porque sin duda se cumplirá la Palabra que por revelación de Yavé él proclamó contra el altar que está en Bet-ʼEl, y contra todos los santuarios de los lugares altos que están en las ciudades de Samaria.

33 Después de este suceso, Jeroboam no se devolvió de su mal camino, sino volvió a designar sacerdotes de entre la gente común para los lugares altos. Investía a quien deseaba, y así era sacerdote de los lugares altos. 34 Este fue el pecado de la casa de Jeroboam por el cual fue cortada y destruida de sobre la superficie de la tierra.

14 En aquel tiempo, Abías, hijo de Jeroboam, cayó enfermo. 2 Y Jeroboam dijo a su esposa: Levántate, te ruego, disfrázate para que no reconozcan que tú eres la esposa de Jeroboam, y vé a Silo. Allí está el profeta Ahías, quien habló de mí y dijo que yo sería rey sobre este pueblo. 3 Toma en tu mano diez panes, tortas y una vasija de miel, y ve a él para que te diga lo que sucederá a este niño. 4 Así la esposa de Jeroboam lo hizo.

Se levantó, fue a Silo y llegó a la casa de Ahías. Y Ahías ya no podía ver, pues sus ojos estaban oscurecidos a causa de su vejez. 5 Pero Yavé dijo a Ahías: Mira, la esposa de Jeroboam viene a buscar palabra de ti acerca de su hijo que está enfermo. Así y así le hablarás, porque sucederá que cuando ella entre, fingirá ser otra mujer.

6 Cuando Ahías oyó el ruido de sus pies al entrar ella por la puerta, dijo: Entra, esposa de Jeroboam. ¿Por qué finges ser otra? Mira, soy enviado a ti con un duro mensaje.

7 Vé, dí a Jeroboam: Yavé, ʼElohim de Israel, dice: Porque Yo te exalté de entre el pueblo. Te designé como caudillo de mi pueblo Israel. 8 Rompí el reino de la casa de David y te lo entregué a ti. Y tú no has sido como mi esclavo David, quien guardó mis Mandamientos, anduvo tras Mí con todo su corazón e hizo solo lo recto delante de Mí, 9 sino que hiciste lo malo más que todos los que te precedieron. Fuiste y te hiciste otros ʼelohim, fundiste imágenes para provocarme a ira y me diste la espalda.

10 Por tanto, ciertamente Yo traigo el mal sobre la casa de Jeroboam y cortaré de Jeroboam a todo varón, tanto al esclavo como al libre en Israel. Barreré por completo las futuras generaciones de Jeroboam, como se barre el estiércol hasta acabarlo. 11 Al que muera en la ciudad de los de Jeroboam, lo comerán los perros. Al que muera en el campo, lo comerán las aves del cielo, porque Yavé habló.

12 Y tú, levántate y vete a tu casa. Cuando tus pies entren en la ciudad, el niño morirá. 13 Todo Israel hará duelo por él y lo sepultará, pues éste es el único de los hijos de Jeroboam que será sepultado. Solo en él se halló algo bueno delante de Yavé, ʼElohim de Israel.

14 Yavé levantará para Él un rey en Israel, el cual destruirá la casa de Jeroboam en su día, y es ahora mismo. 15 Porque Yavé sacudirá a Israel como una caña es agitada en el agua. Desarraigará a Israel de esta buena tierra que dio a sus antepasados y los esparcirá más allá del río Éufrates, porque hicieron sus imágenes de asera y provocaron a ira a Yavé. 16 Entregará a Israel a causa de los pecados de Jeroboam, quien pecó e hizo pecar a Israel.

17 Entonces la esposa de Jeroboam se levantó, salió y llegó a Tirsa. Al pasar la entrada de la casa, murió el niño. 18 Lo sepultaron, y todo Israel hizo duelo por él, según la Palabra que Yavé habló por medio de su esclavo, el profeta Ahías.

19 Los demás hechos de Jeroboam, las guerras que hizo y cómo reinó, ciertamente están escritos en el rollo de las Crónicas de los reyes de Israel. 20 El tiempo que Jeroboam reinó fue 22 años y reposó con sus antepasados. Su hijo Nadab reinó en su lugar.

21 Roboam, hijo de Salomón, reinó en Judá. Roboam tenía 41 años cuando comenzó a reinar, y reinó 17 años en Jerusalén, la ciudad que Yavé escogió de entre todas las tribus de Israel para poner allí su Nombre. El nombre de su madre fue Naama, amonita.

22 Judá hizo lo malo ante Yavé y lo provocaron a celos con sus pecados que cometieron, más que los que cometieron sus antepasados. 23 Ellos también construyeron lugares altos, piedras rituales y árboles de Asera en toda montaña alta y debajo de todo árbol frondoso. 24 También hubo sodomitas en la tierra que hacían en conformidad con todas las prácticas repugnantes de los pueblos que Yavé echó de delante de los hijos de Israel.

25 El año quinto del reinado de Roboam, aconteció que Sisac, rey de Egipto, subió contra Jerusalén. 26 Tomó los tesoros de la Casa de Yavé y los tesoros de la casa del rey. Tomó todo. También tomó todos los escudos de oro que Salomón hizo. 27 En lugar de ellos, el rey Roboam hizo escudos de bronce y los entregó a los capitanes de la guardia que protegían la entrada de la casa real. 28 Sucedía que cuantas veces el rey entraba en la Casa de Yavé, los de la guardia los portaban. Luego los devolvían a la cámara de la guardia.

29 Los demás hechos y cosas de Roboam, ¿no están escritos en el rollo de las Crónicas de los reyes de Judá? 30 Hubo guerra entre Roboam y Jeroboam todos los días. 31 Roboam reposó con sus antepasados y fue sepultado con sus antepasados en la ciudad de David. El nombre de su madre fue Naama amonita. Reinó en su lugar su hijo Abiam.