Versos

David y Betsabé

2 Samuel 11:1-12:25, ~6 mins

11 Aconteció en la primavera del año, en el tiempo cuando los reyes suelen salir en campaña, que David envió a Joab, y con él a sus esclavos y a todo Israel, los cuales destruyeron a los amonitas y sitiaron a Rabá. Pero David permaneció en Jerusalén.

2 Sucedió que a la hora del atardecer David se levantó de su lecho y se paseaba por la azotea de la casa real. Desde la azotea vio a una mujer que se bañaba, y ella era muy hermosa. 3 David mandó a preguntar por aquella mujer, y uno dijo: ¿No es ésta Betsabé, hija de Eliam, esposa de Urías el heteo? 4 David envió mensajeros y la tomó. Cuando ella fue, él se unió a ella. Después que ella se purificó de su impureza, regresó a su casa. 5 La mujer concibió y mandó a informar a David: Estoy embarazada.

6 Entonces David mandó decir a Joab: Envíame a Urías heteo. Y Joab envió a Urías a David. 7 Cuando Urías llegó a él, David le preguntó por la salud de Joab, del pueblo y el estado de la guerra. 8 Después dijo David a Urías: Baja a tu casa y lava tus pies. Y al salir Urías de la casa real, le fue enviado un presente del rey. 9 Pero Urías durmió en la entrada de la casa del rey con todos los esclavos de su ʼadón, y no bajó a su casa.

10 Informaron de esto a David: Urías no bajó a su casa. David preguntó a Urías: ¿No viniste de un viaje? ¿Por qué no bajas a tu casa?

11 Urías respondió a David: El Arca, Israel y Judá permanecen en tiendas, y mi ʼadón Joab y los esclavos de mi ʼadón acampan a campo abierto. ¿Y yo debo ir a mi casa a comer, a beber y a dormir con mi esposa? ¡Por tu vida y la vida de tu alma, yo no haré tal cosa!

12 David dijo a Urías: Quédate aquí hoy, y mañana te dejaré ir. Así pues, Urías se quedó en Jerusalén aquel día y el siguiente. 13 David lo invitó, y comió y bebió con él hasta embriagarlo. Pero al llegar la noche fue a acostarse en su cama con los esclavos de su ʼadón, y no bajó a su casa.

14 Cuando llegó la mañana, David escribió una carta a Joab la cual envió por medio de Urías. 15 En la carta dijo: Coloquen a Urías al frente, en lo más recio de la batalla, y retírense de él, para que sea herido y muera.

16 Así que cuando Joab asediaba la ciudad, asignó a Urías el lugar donde sabía que estaban los hombres más valientes. 17 Los hombres de la ciudad salieron y lucharon contra Joab. Cayeron algunos de los esclavos de David, y Urías heteo también murió.

18 Joab comunicó a David todos los sucesos de la guerra, 19 y le encomendó al mensajero: Cuando termines de narrar al rey todos los sucesos de la guerra, 20 si sucede que sube la ira del rey y te pregunta: ¿Por qué se acercaron tanto a la ciudad para luchar? ¿No saben lo que lanzan desde el muro? 21 ¿Quién hirió a Abimelec, hijo de Jerobaal? ¿No fue una mujer que lanzó desde el muro un pedazo de rueda de molino, y murió en Tebes? ¿Por qué se acercaron tanto al muro? Entonces tú responderás: También tu esclavo Urías heteo murió.

22 El mensajero fue y al llegar a David, le narró todo aquello a lo cual Joab lo envió. 23 Y el mensajero dijo a David: Prevalecieron contra nosotros los hombres que salieron al campo, pero los hicimos retroceder hasta la entrada de la puerta. 24 Entonces los arqueros tiraron contra tus esclavos desde arriba del muro y murieron algunos de los esclavos del rey. También murió tu esclavo Urías heteo.

25 David dijo al mensajero: Dirás esto a Joab: Que esto no te desagrade, porque la espada devora tanto a uno como a otro. Refuerza tu ataque contra la ciudad y destrúyela. Y tú, aliéntalo.

26 Al oír la esposa de Urías que su esposo murió, hizo duelo por su esposo. 27 Cuando pasó el luto, David mandó traerla a su casa. Ella fue su esposa y le dio un hijo. Pero lo que David hizo fue desagradable delante de Yavé.

12 Yavé envió a Natán a hablar con David. Al llegar a él le dijo: En una ciudad había dos hombres, uno rico y uno pobre. 2 El rico tenía numerosos rebaños y manadas vacunas, 3 pero el pobre no tenía sino una corderita que compró y crió. Ella creció juntamente con él y con sus hijos. Comía de su pan, bebía de su vaso, dormía en su regazo y era como una hija para él.

4 Pero un viajero llegó al hombre rico, y éste no quiso tomar de sus ovejas ni de sus manadas vacunas para guisarlas para el viajero que le llegó. Más bien tomó la corderita de aquel hombre pobre y la guisó para el hombre que llegó a él.

5 Entonces el furor de David se encendió muchísimo contra aquel hombre y dijo a Natán: ¡Vive Yavé, que el hombre que hizo tal cosa es digno de muerte! 6 Debe pagar cuatro veces el valor de la corderita, porque hizo tal cosa y no tuvo compasión.

7 Entonces Natán dijo a David: ¡Tú eres ese hombre! Yavé ʼElohim de Israel dice: Yo te ungí como rey sobre Israel y te protegí de la mano de Saúl. 8 Te entregué la casa de tu ʼadón, y coloqué en tu seno las mujeres de tu ʼadón. Te di la casa de Israel y la de Judá, y si esto es muy poco, te añado mucho más. 9 ¿Por qué despreciaste la Palabra de Yavé e hiciste lo malo ante Él? Mataste a espada a Urías heteo, tomaste a su esposa como mujer tuya y lo asesinaste con la espada de los amonitas. 10 Por lo cual ahora la espada no se apartará de tu casa por cuanto me despreciaste, y tomaste la esposa de Urías heteo para que sea tu mujer.

11 Yavé dice: Ciertamente Yo levantaré el mal contra ti desde tu propia casa. Tomaré tus mujeres de delante de ti, las daré a tu prójimo y él se unirá con tus mujeres a la vista de todos. 12 Por cuanto tú procediste en secreto, Yo haré esto delante de todo Israel y a pleno día.

13 David dijo a Natán: ¡Pequé contra Yavé!

Y Natán dijo a David: También Yavé remitió tu pecado: No morirás. 14 Pero como blasfemaste grandemente a Yavé con este asunto, el hijo que te nació ciertamente morirá.

15 Natán regresó a su casa. Yavé hirió al niño que la esposa de Urías dio a luz a David, y se agravó. 16 David rogó a ʼElohim por el niño. Ayunó, se retiró y pasó la noche acostado en el suelo. 17 Los ancianos de su casa se colocaron a su lado para levantarlo del suelo, pero él no quiso, ni tampoco comió con ellos.

18 Al séptimo día aconteció que el niño murió. Los esclavos de David temían informarle que el niño murió, pues se decían: Ciertamente cuando el niño estaba vivo, le hablábamos y no quiso escuchar nuestra voz. ¡Cuánto más se afligirá si le decimos que el niño murió!

19 Pero al ver David que sus esclavos susurraban entre ellos, comprendió que el niño murió y les preguntó: ¿Murió el niño?

Y ellos respondieron: Murió.

20 Entonces David se levantó del suelo, se lavó, se ungió y cambió sus ropas. Al entrar en la Casa de Yavé, se postró. Luego fue a su casa, pidió comida, le sirvieron y comió.

21 Sus esclavos le dijeron: ¿Qué es esto que hiciste? Mientras el niño vivía, ayunabas y llorabas, pero cuando el niño murió, te levantaste y comiste pan.

22 Y él respondió: Mientras el niño estaba vivo, yo ayunaba y lloraba porque decía: ¿Quién sabe si Yavé se compadecerá de mí y el niño vivirá? 23 Pero ahora cuando murió, ¿para qué ayuno? ¿Podré hacerlo volver? Yo voy a él, pero él no vendrá a mí.

24 David consoló a su esposa Betsabé. Luego fue a ella y se unió a ella. Dio a luz un hijo, y lo llamó Salomón. Yavé lo amó 25 y envió palabra por medio del profeta Natán, quien lo llamó Jedidías, amado de Yavé.