Versos

Balac y Balaam

escrito por Moisés* en Números 22:1-24:25, ~9 mins

22 Salieron los hijos de Israel y acamparon en las llanuras de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó.

2 Balac, hijo de Zippor, vio todo lo que Israel hizo a los amorreos. 3 Moab tuvo gran temor delante del pueblo porque era muy numeroso, y Moab tuvo temor a causa de los hijos de Israel.

4 Entonces Moab dijo a los ancianos de Madián: Ahora, como el buey lame la hierba del campo, esta multitud lamerá todos nuestros contornos.

En aquel tiempo Balac, hijo de Zippor, era rey de Moab. 5 Envió mensajeros a Balaam, hijo de Beor, en Petor, que está junto al Río, en la tierra de los hijos de su pueblo, para que lo llamaran, y dijo: Un pueblo que salió de Egipto cubre la superficie de la tierra y ya está frente a mí. 6 Ven ahora, te ruego, y maldíceme a este pueblo porque es demasiado poderoso para mí. Quizás yo pueda herirlo, y lo echaremos de la tierra, porque yo sé que al que tú bendigas será bendito y al que tú maldigas será maldito. 7 Fueron, pues, los ancianos de Moab y los ancianos de Madián con la paga para el adivino en sus manos. Llegaron a Balaam, y le hablaron las palabras de Balac.

8 Y él les dijo: Alójense aquí esta noche, y yo les comunicaré la Palabra según lo que Yavé me hable. Así que los jefes de Moab se quedaron con Balaam.

9 ʼElohim vino a Balaam y le dijo: ¿Quiénes son estos varones que están contigo?

10 Balaam dijo a ʼElohim: Balac, hijo de Zippor, rey de Moab, envió por mí y dijo: 11 Mira, un pueblo que salió de Egipto cubre la superficie de la tierra. Ven ahora, y maldícemelo. Quizás pueda yo luchar contra él y echarlo.

12 Entonces ʼElohim dijo a Balaam: No vayas con ellos ni maldecirás al pueblo, porque es bendito.

13 Balaam se levantó de mañana, y dijo a los jefes de Balac: Regresen a su tierra, porque Yavé se niega a dejarme ir con ustedes.

14 Los jefes de Moab se levantaron y fueron a Balac y le dijeron: Balaam se negó a venir con nosotros.

15 Luego Balac volvió a enviar jefes más numerosos y honorables que los otros, 16 los cuales fueron a Balaam, y le dijeron: Así dice Balac, hijo de Zippor: Te ruego que no te niegues a venir a mí, 17 porque ciertamente te honraré inmensamente y haré todo lo que me digas. Te ruego, ven ahora, maldíceme a este pueblo.

18 Balaam respondió a los esclavos de Balac: Aunque Balac me diera su casa llena de plata y oro, no puedo traspasar la Palabra de Yavé mi ʼElohim para hacer cosa pequeña ni grande. 19 Les ruego ahora que se queden aquí esta noche, y yo averiguaré qué más me dice Yavé.

20 ʼElohim vino a Balaam de noche y le dijo: Si los hombres vinieron para llamarte, levántate y vé con ellos, pero le dirás solo la Palabra que Yo hable contigo.

21 Así que Balaam se levantó por la mañana, enalbardó su asna y fue con los jefes de Moab. 22 Pero mientras él iba, la ira de ʼElohim se encendió, y el Ángel de Yavé se puso en el camino para oponerse a él. Él iba montado en su asna, y sus dos esclavos con él. 23 Cuando el asna vio al Ángel de Yavé en el camino con su espada desenvainada en su mano, el asna se desvió del camino y se fue por el campo. Entonces Balaam azotó al asna para hacerla volver al camino.

24 Pero el Ángel de Yavé estaba en pie en un sendero entre las viñas, el cual tenía una cerca a un lado y una cerca al otro lado. 25 Al ver al Ángel de Yavé, el asna se pegó contra la cerca y apretó el pie de Balaam contra la cerca. Y él volvió a azotarla.

26 Entonces el Ángel de Yavé pasó más allá y se puso en pie en una angostura donde no había camino para desviarse ni a derecha ni a izquierda. 27 Al ver al Ángel de Yavé, el asna se echó debajo de Balaam, y Balaam se enojó y azotó al asna con la vara. 28 Entonces Yavé le abrió la boca al asna, la cual dijo a Balaam: ¿Qué te hice, que me has azotado ya tres veces?

29 Balaam respondió al asna: Porque me has maltratado. ¡Si tuviera una espada en mi mano, ahora mismo te mataría!

30 Y el asna contestó a Balaam: ¿No soy yo tu asna, en la que has montado toda tu vida hasta hoy? ¿Acostumbro hacerte esto?

Y él respondió: No.

31 Entonces Yavé abrió los ojos a Balaam y vio al Ángel de Yavé en pie en el camino con su espada desenvainada en la mano. Y Balaam hizo reverencia y se postró sobre su rostro.

32 El Ángel de Yavé le preguntó: ¿Por qué has azotado a tu asna estas tres veces? Mira, Yo salí para oponerme a ti, porque tu camino es perverso delante de Mí. 33 El asna me vio y se apartó de delante de Mí estas tres veces. Si no se hubiera apartado de Mí, Yo te habría matado a ti, y a ella la habría dejado viva.

34 Entonces Balaam dijo al Ángel de Yavé: Pequé, porque no sabía que Tú te pusiste delante de mí en el camino. Pero ahora, si te desagrada, regresaré.

35 El Ángel de Yavé dijo a Balaam: Vé con los varones, pero solo hablarás la Palabra que Yo te diga. Y Balaam fue con los jefes de Balac.

36 Al oír el rey Balac que Balaam iba, salió a recibirlo en la ciudad de Moab que está junto al límite de Arnón, al extremo de su territorio. 37 Balac dijo a Balaam: ¿No envié a llamarte? ¿Por qué no venías a mí? ¿No puedo yo honrarte?

38 Y Balaam respondió a Balac: ¡Mira, yo vine a ti! ¿Pero podré hablar algo? La Palabra que ʼElohim ponga en mi boca, esa tengo que hablar.

39 Y Balaam fue con Balac, y llegaron a Quiriat-husot. 40 Balac sacrificó becerros y ovejas, y envió algo a Balaam y a los jefes que estaban con él. 41 El día siguiente Balac tomó a Balaam y le ordenó subir a Bamot-baal, y desde allí contempló una parte del pueblo.

23 Balaam dijo al rey Balac: Edifícame aquí siete altares y sacrifícame aquí siete becerros y siete carneros. 2 Balac hizo como Balaam habló. Y Balac y Balaam ofrecieron un buey y un carnero en cada altar.

3 Entonces Balaam dijo a Balac: Ponte junto a tu holocausto mientras yo voy. Quizás Yavé venga a encontrarse conmigo. Lo que Él me muestre te lo diré. Y se fue a una colina descubierta.

4 ʼElohim se encontró con Balaam, y éste le dijo: Preparé los siete altares y en cada altar sacrifiqué un buey y un carnero.

5 Entonces Yavé puso Palabra en la boca de Balaam: Vuelve a Balac y háblale así.

6 Volvió a él, y ahí estaba él en pie junto a su ofrenda quemada con todos los jefes de Moab. 7 Balaam tomó su parábola:

De Aram me trajo Balac, Desde las montañas del oriente, el rey de Moab: ¡Ven, maldíceme a Jacob! ¡Ven, condena a Israel! 8 ¿Cómo puedo maldecir a quien ʼElohim no maldijo? ¿Cómo condenaré a quien Yavé no condena? 9 Cuando lo veo desde la cumbre de las peñas Y lo contemplo desde las colinas, Ciertamente miro un pueblo que vive aparte Y no será contado entre las naciones. 10 ¿Quién contará el polvo de Jacob, Y enumerará la cuarta parte de Israel? ¡Muera yo la muerte de los rectos, Y sea mi fin como el suyo!

11 Entonces Balac dijo a Balaam: ¿Qué me hiciste? ¡Para maldecir a mis enemigos te traje y ciertamente lo bendijiste!

12 Y él respondió: ¿No tendré el cuidado de decir lo que Yavé ponga en mi boca?

13 Entonces Balac le dijo: Te ruego que vengas conmigo a otro lugar desde el cual los veas, aunque solo verás un extremo de ellos, y no los verás a todos. ¡Maldícemelos desde allí! 14 Lo llevó, pues, al puesto de los vigías, a la cumbre de Pisga, y edificó siete altares y ofreció un buey y un carnero sobre cada altar.

15 Luego dijo a Balac: Quédate en pie aquí junto a tu ofrenda quemada mientras me encuentro con Yavé allí.

16 Entonces Yavé se encontró con Balaam, y al poner una Palabra en su boca, le dijo: Vuelve a Balac y le dirás así.

17 Fue a él, y ciertamente éste se mantenía en pie junto a su holocausto, acompañado por los jefes de Moab. Y Balac le preguntó: ¿Qué dijo Yavé?

18 Entonces él tomo su parábola:

¡Levántate Balac y oye! ¡Presta oído a mis Palabras, hijo de Zippor! 19 ʼElohim no es hombre para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. Él dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo cumplirá? 20 Ciertamente recibí orden de bendecir. Bendije y no puedo revocarla. 21 No vio iniquidad en Jacob, Ni notó maldad en Israel. Yavé su ʼElohim está con él. Resuena aclamación de júbilo como por un rey. 22 ʼElohim lo sacó de Egipto. Es para él como los cuernos del búfalo. 23 No hay hechizo contra Jacob, Ni conjuro contra Israel. A su tiempo se dirá de Jacob y de Israel: ¡Miren lo que hizo ʼElohim! 24 Aquí está un pueblo que se levanta como leona, Y se alza como un león: No se echará hasta que devore la presa, Y beba la sangre de los que mató.

25 Entonces Balac dijo a Balaam: ¡Ya que no puedes maldecirlo, tampoco lo bendigas!

26 Pero Balaam respondió a Balac: ¿No te lo anuncié, al decir: Todo lo que Yavé diga, eso debo hacer?

27 Entonces Balac dijo a Balaam: ¡Ven, te ruego, te llevaré a otro lugar! ¡Quizás plazca ante ʼElohim que me los maldigas desde allí! 28 Balac condujo a Balaam a la cumbre del pico Peor, que da la cara al desierto.

29 Y Balaam dijo a Balac: Edifícame aquí siete altares, y sacrifícame aquí siete becerros y siete carneros. 30 Balac hizo como Balaam dijo, y ofreció un buey y un carnero en cada altar.

24 Cuando Balaam vio que era grato a Yavé bendecir a Israel, no fue como las otras veces, en busca de encantamientos, sino que volvió su rostro hacia el desierto. 2 Al levantar sus ojos, Balaam vio a Israel acampado según sus tribus, y el Espíritu de ʼElohim vino sobre él. 3 Y tomó su parábola:

Dijo Balaam, hijo de Beor, Palabra del varón de ojo abierto. 4 Palabra del que oye los dichos de ʼElohim, Que contempla la visión de ʼEL-Shadday, Caído, pero con los ojos abiertos. 5 ¡Cuán hermosas son tus tiendas, oh Jacob! Tus habitaciones, ¡oh Israel! 6 Como valles que se extienden, Como huertos junto al río, Como áloes plantados por Yavé, Como cedros junto a las aguas. 7 De sus cántaros fluyen aguas, Y su descendencia tendrá aguas abundantes, Más exaltado que Agag será su rey, Y enaltecido su reino. 8 ʼElohim lo sacó de Egipto. Es para Él como los cuernos del búfalo. Devora a las naciones enemigas, Desmenuza sus huesos, Y las atraviesa con sus flechas. 9 Se agazapa, se echa cual león. Y como leona, ¿quién lo hará despertar? ¡Benditos los que te bendigan, Y malditos los que te maldigan!

10 Entonces la ira de Balac se encendió contra Balaam, y al batir sus manos, dijo Balac a Balaam: ¡Para maldecir a mis enemigos te llamé, y mira, con ésta los has bendecido tres veces! 11 ¡Ahora pues, vete a tu lugar! Prometí llenarte de honores, pero ciertamente Yavé te privó de honor.

12 Balaam respondió a Balac: ¿No hablé yo a los mensajeros que me enviaste: 13 Aunque Balac me diera su casa llena de plata y oro, no podría traspasar la Palabra de Yavé haciendo por mi propio impulso cosa buena ni mala? Lo que diga Yavé eso diré. 14 Ahora, mira, ya me voy a mi pueblo. Ven pues, y te informaré lo que este pueblo hará a tu pueblo en los días venideros.

15 Tomó su parábola:

Palabra de Balaam, hijo de Beor, Palabra del varón cuyo ojo está abierto. 16 Palabra del que oye las Palabras de ʼEL, Que conoce la ciencia de ʼElyón, Y contempla las visiones de Shadday. Caído, pero con ojos abiertos: 17 Lo veré, pero no ahora. Lo contemplaré, pero no de cerca. Surgirá una estrella de Jacob, Y de Israel se levantará un cetro Que aplastará las sienes de Moab Y el cráneo de todos los hijos de Set. 18 Edom será desposeído. Se empobrecerá Seír, su enemigo, Pero Israel hará proezas. 19 Uno nacido de Jacob dominará, Y aniquilará el remanente de la ciudad.

20 Luego vio a Amalec y tomó su parábola:

Cabeza de naciones es Amalec, Pero su final, destrucción perpetua.

21 Al ver a los ceneos tomó su parábola:

Fuerte es tu habitación, Y pusiste tu nido en la peña. 22 Pero el ceneo será consumido. ¿Hasta cuándo Assur te mantendrá cautivo?

23 Aun tomó otra parábola:

¡Ay! ¿Quién vivirá cuando ʼElohim haga estas cosas? 24 Vendrán naves de la costa de Quitim, Someterán a Assur, y someterán a Eber, Pero también él irá a destrucción.

25 Entonces Balaam se levantó. Fue y regresó a su lugar. También Balac salió por su camino.